Apostolado
“Me da pena esta multitud” Mt. 15-32

“Vayan por el mundo, anuncien la Buena Nueva” Mc. 16, 9-15

El apostolado significa enviado, hace referencia a la llamada que hace Jesucristo a los apóstoles para que continúen con su propia misión: anunciar el reino de Dios por todo el mundo. "Como el Padre me envió, también yo os envío" (Jn 20, 21); "embajadores de Cristo" (2 Co 5, 20), "servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios" (1 Co 4, 1).

“El sentido del apostolado es llevar a los hombres a la unión con Dios y a la unidad entre sí mediante la caridad divina. Santo Domingo y Santa Catalina fueron llamados por Dios, en su tiempo, en favor de los hombres. De su íntima unión con el Señor llegaron a conocer su responsabilidad ante la necesidad de salvación del prójimo y del mundo” (Const. 68).

Como fue muy variado el grito los necesitados para Santo Domingo y Santa Catalina, así también para nosotras. En el cuidado de los enfermos, la hermana pondrá de manifiesto, con su abnegada ayuda, el amor redentor del Señor. Los ancianos deben experimentar sin cesar, por medio de nosotras, de que su vida, desde el punto de vista de Dios, tiene un gran sentido. A los marginados de la vida queremos darles con nuestra cercanía seguridad y confianza. Atendemos con paciencia y con renovada confianza a los que están en peligro. En la educación nos esforzamos por despertar en los jóvenes la esperanza por la fe en Jesucristo, y de este modo prepararlos para la vida (Const. 72).

 Nuestra misión abarca a los más necesitados, por esto hemos de procurar conocer su ambiente, comprenderlos en su modo de ser y de actuar, debemos recibirlos y aceptarlos como verdaderos hermanos y hermanas, ayudarles, enseñarles, alentarles y abrirles las puertas del Amor misericordioso de Dios, que quiere salvar a rodos los hombres (Const. 73-74).

 “Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» EG 266. Como hermanas dominicas nuestra misión consiste en caminar con nuestros hermanos y hermanas, compañeros de peregrinación, hacia aquel mundo cuya luz es CRISTO y cuya única ley es el AMOR” (Const. 79).

La vida común, los consejos evangélicos y la oración contemplativa, son elementos esenciales, no únicos de la personalidad carismática de la Orden de Predicadores
“Un corazón que perteneció por entero a Dios, que se sintió amado fuertemente por Dios, que amo solo a Dios”

Madre Cherubine