Preguntas frecuentes


1¿Qué es una vocación?
Mucha gente usa la palabra vocación (del latín vocare, que significa “llamar") para referirse al llamado a ser sacerdote, hermana, o hermano. Sin embargo, lo que el catolicismo entiende por vocación es mucho más amplio: todas las personas bautizadas tienen una vocación –un llamado—para amar y servir a Dios. De qué manera elige vivir esa vocación es lo que cada persona debe discernir. Algunos se sienten llamados a vivir como seglares, solteros o casados; otros escogen la vida consagrada e ingresan a un instituto laico o una comunidad religiosa (como hermanas, sacerdotes o hermanos) aún otros eligen ser ordenados como diáconos o sacerdotes diocesanos.
2¿Cuál es la diferencia entre una vocación y un trabajo / carrera?
Las vocaciones son las formas fundamentales en que se nos pide que amemos e incluyen compromisos o promesas para toda la vida. A partir de este estilo de vida básico, trabajamos diferentes trabajos / carreras como médicos, pastores, directores, etc. Nuestra vocación es quienes somos; trabajos / carreras son lo que hacemos.
3¿Qué es una hermana o una monja?
Es una mujer que pertenece a una orden religiosa, o una comunidad. Mucha gente usa la palabra monja de manera indistinta con hermana, pero técnicamente monjas son las que llevan una vida monástica de clausura (o de claustro) mientras las hermanas sirven en un ministerio activo. Después de un periodo de preparación (llamado formación) las hermanas y las monjas hacen votos de por vida. Habitualmente hacen votos de pobreza, castidad y obediencia; es decir que prometen vivir sencillamente, vivir en celibato y seguir la voluntad de Dios a través de su comunidad.
4¿Qué hacen los sacerdotes, hermanas y hermanos todo el día?
Tal como muchos adultos, pasamos una parte de cada día trabajando. Llamamos ministerio a nuestro trabajo porque el modelo y la motivación para lo que hacemos es Jesús, que pidió que siguiésemos su camino de servicio. Pero no solamente trabajamos. Para vivir de manera saludable y equilibrada tratamos de tener una combinación de oración, ministerio y juego en nuestras vidas, para poder ser ministros efectivos y personas felices. En el área del trabajo o ministerio, muchos sacerdotes, hermanos y hermanas tienen un trabajo principal, como la enseñanza, el ministerio parroquial, el trabajo social, o trabajo en hospitales—todos los cuales tienen horarios bastante regulares y exigencias previsibles. Nuestro programa diario puede parecer diferente del de un adulto normal. A menudo tenemos reuniones en la noche. Las exigencias impredecibles también les agregan intensidad a nuestras vidas. Éstas a menudo giran alrededor de cubrir las necesidades de la gente, ya sea de niños en las escuelas, familias. Intentamos compartir nuestras vidas con los demás y revelar a Cristo en todo lo que hacemos. Quienes son miembros de comunidades contemplativas (comunidades dedicadas a la oración) también es parte de sus días una combinación de trabajo, oración, y recreación. La diferencia es que ellos dedican mucho más tiempo a la oración. A veces cultivan sus propios alimentos y hacen trabajos que producen ingresos, como hornear las hostias que se usan en la Misa, hacer quesos o dulces, o realizar artes plásticas y artesanías. Nuestra oración generalmente está integrada por la Misa, la oración en silencio (llamada contemplación), la lectura, y el rezo de la Liturgia de las Horas, basada en los salmos.
5¿En qué se diferencian las órdenes religiosas unas de otras?
Cada orden o congregación religiosa tiene un carisma—un don entregado para el servicio de la iglesia. Su carisma puede ser la enseñanza, la oración, o la sanación, por ejemplo. Les ayuda a alcanzar la misión de la comunidad y enfocar sus ministerios. Muchas congregaciones son afines o tienen ministerios similares, pero cada una es diferente en uno u otro aspecto. En ocasiones puede ser simplemente una cuestión de geografía. Muchos grupos de hombres y mujeres religiosos fueron fundados con objetivos similares y al mismo tiempo, pero en diferentes lugares.
6¿Tengo que ser virgen para ser un hermano, hermana, o sacerdote?
La actividad sexual pasada en sí misma no impide que alguien llegue a ser un hermano, hermana, o sacerdote. La vida pasada de una persona no es la cuestión principal. Si así fuese, los hombres y mujeres que alguna vez estuvieron casados no podrían llegar a ser sacerdotes, hermanos o hermanas (y sí pueden). El asunto es si una persona está dispuesta y puede ahora vivir y amar como célibe al servicio de los demás. Algunos de los grandes santos—San Agustín y San Francisco de Asís, por ejemplo—hicieron otras elecciones antes de volverse hacia la vida religiosa.
7¿Tiene Dios un llamado específico para mí?
Sí, Dios te ama personal e íntimamente a través de Jesús en el Espíritu Santo. Dios tiene un plan en el que puedes amar y servir mejor al Señor.
8¿Qué sentimientos tenemos cuando creemos que Dios nos está llamando?
Cuando alguien que no esperamos nos pide algo, o nos llama, nos puede sorprender. Lo mismo nos pasa con Dios, por lo que el primer sentimiento puede ser de sorpresa. ¿Y después? Después dependerá de si acojo con emoción lo que me propone, o tal vez creo que es una locura y que conmigo no va la historia. Si acojo su llamada los sentimientos son de alegría, entusiasmo, deseo de seguir buscando lo que Dios quiere de mí, comienzo a interesarme por sus cosas, deseo encontrarme con Él para que me siga hablando. Por el contrario, cuando percibo que Dios me está llamando y lo considero una locura se producen sentimientos de rechazo, huida, desasosiego. Esto suele ser normal, porque a veces mis planes no coinciden con lo que Dios me propone, y humanamente tendemos a imponer los nuestros. Lo importante es que con sinceridad me pregunte: ¿quiero hacer mi voluntad o la voluntad de Dios? y desde la libertad que Él me ha dado, ser capaz de responder.
9¿Es esto lo que Dios quiere para mí?
Lo que Dios quiere es que seamos felices. Por eso descubrirás lo que Dios quiere para ti, cuando confirmes cuál es la vocación en la que puedes ser feliz. Dentro de la vida cristiana hay variedad de vocaciones: al matrimonio, como sacerdote, a la vida consagrada, o como laico consagrado. Son llamadas de Dios a vivir el evangelio con fuerza, a comprometernos con los valores que movieron la vida de Jesús y que nuestro mundo de hoy está necesitando.
10¿Cómo sé si es una verdadera señal?
Si quiero saber que aquello que siento o pienso es una “señal”, es decir, una llamada de Dios, lo primero que tengo que hacer es preguntárselo a Él. ¿Cómo? Muy sencillo, hablando con Él. Haz cada día un espacio para preguntarle si eso que sientes es lo que Él quiere para ti. Seguramente no será una respuesta inmediata, pero Dios se las ingenia muy bien para hacerte ver qué es lo que ha pensado para ti. Necesitas estar atento, en actitud de escucha y acogida a lo que te pueda llamar. Te invito a preguntarle a Dios con sinceridad y valentía: “Señor, ¿qué quieres de mí?"
11¿Cómo puedo saber que Dios me está llamando?
Debes de estar atento a lo que sientes y deseas interiormente, preguntándole en la oración, intentando ver qué te dicen las cosas que te van sucediendo y que vas viviendo. Dios siempre nos está llamando. Lo que hay que clarificar es: “a qué me llama”, cuál es la vocación (=llamada) por la que estoy en este mundo. Cuál es la misión a la que soy enviado. Para esto hay unos medios de búsqueda: - La oración, que nos lleva a un encuentro y diálogo con Dios. - Querer responder a las necesidades que hay en nuestro mundo y la Iglesia de hoy. - Pensar más en dar que en recibir de los demás: Generosidad. - Poder y querer vivir como Matrimonio, Sacerdote, Laico Consagrado o Religioso. - Ser sincero y valiente con uno mismo y con Dios. - Y finalmente, lo principal: Confiar en Dios, pues nuestras fuerzas son limitadas, y Él ayuda siempre a conseguirlo.
12¿Por qué nos llaman Dominicas?
Tiene su origen en un sueño que la beata Juana de Aza, la madre de Santo Domingo, tuvo cuando aún estaba embarazada de nuestro padre. En el sueño ella veía que daba a luz a un perro con una antorcha en la boca y que salía de sus entrañas al mundo corriendo por todas partes y a su vez incendiaba todo a su paso. La beata Juana acude al famoso monasterio de Silos y consultó a los monjes el significado de dicho sueño, a lo que le responden que ella va a dar a luz un niño que será tan fiel a Dios como lo es un perro a su amo y la antorcha en la boca no es otra cosa que el fuego del evangelio con el que prenderá todo a su paso. Tradicionalmente se nos conoce como Dominicos porque a partir de este sueño se nos denominó Perros del Señor que en latín se dice Domini-Canes.
13¿Qué se necesita para entrar con ustedes?
Lo primero que necesitas es entrar en contacto con las hermanas encargadas de promoción vocacional, para empezar un proceso de acompañamiento. Es decir, una serie de entrevistas en las que puedas irte aclarando y que nos conozcamos mutuamente. Contactos: - Hna. Mar''ia Gracia Dáz. Cel: 71489050 - Hna. Ivonee Tapia Camacho. Cel.: 76360902 - Hna. Rosa María Arancibia Cel.: 70886297 - Hna. María Selva Gronchi. Cel.: 72675820 Normalmente, invitamos a conocer algunas de nuestras comunidades y también a compartir algunas experiencias con nosotras: misiones de verano o de Semana Santa, grupo de oración etc. También tendrías que asistir a algunos de los retiros que organizamos, para que te conozcas mejor a ti misma y vayas descubriendo lo que Dios quiere de tu vida. Este proceso es para mujeres jóvenes que hayan terminado al menos la preparatoria y que estén en búsqueda. No significa necesariamente que al final decidan entrar a la vida religiosa.
14¿Qué se requisitos piden para ser Hermana Dominica?
Además de otros criterios, existen unos requisitos básicos que son:  Estar bautizada y confirmada.  Tener una edad comprendida entre 18 y 35 años.  Tener buena salud y la madurez necesaria para afrontar con libertad y responsabilidad este estilo de vida.  Presentar testimonio del párroco  Certificado de los estudios realizados  Certificado de salud  Certificado policial de conducta En el acompañamiento inicial se verifican estos requisitos y otros criterios exigidos por la Iglesia y la Orden.
15¿Usan hábito?
Sí. El hábito está directamente ligado a nuestra identidad, sea interna o externa, pues desvela nuestra identidad a los demás. Del mismo modo que identificamos el médico por la bata blanca, los bomberos por la ropa roja, etc., así también debemos ser reconocidos, por aquello que vestimos exteriormente, según nuestra identidad interior. Según nuestra faena en el mundo. Utilizar el hábito nos permite vivir el voto de pobreza de una forma más coherente. No necesitar de muchas mudas de ropas y de zapatos nos posibilita dinamizar nuestra itinerancia apostólica y acercarnos a los preferidos por Dios; según nuestro modo de vestir, y al mismo tiempo, siendo señal de la presencia de Dios en el mundo, presente junto a ellos. El hábito es la primera cosa que se ve. Recuerda el compromiso, la pertenencia, el vínculo, el espíritu de conjunto, la dignidad. Nos recuerda constantemente los límites de nuestras acciones; acciona la barrera del pudor, del buen nombre, del propio deber, de la repercusión pública, de las consecuencias de las interpretaciones maledicentes o precipitadas.
16¿Dónde están?
Nuestra congregación se encuentra en Alemania y Bolivia. En Alemania tenemos una comunidad en la ciudad de Arenberg (la casa madre). En Bolivia estamos en Comarapa, Saipina, Santa Cruz de la Sierra y en Cochabamba.
17¿Se puede entrar a cualquier edad?
Pueden ingresar desde los 18 años hasta los 35 años de edad.
18¿De qué viven?
Vivimos de nuestro trabajo, pero ponemos en común todo lo que ganamos, de manera que no importa quién percibe mejor salario, sino lo que cada una necesita, tratando de llevar una vida sencilla.
19¿Cuánto te tardas en prepararte para ser religiosa?
En realidad, toda la vida es un proceso de ir creciendo y aprendiendo. Pero lo que llamamos la “formación inicial”, abarca cuatro etapas: Aspirante: Entre seis meses y un año para conocer un poco más nuestra forma de vida e iniciar el proceso de discernimiento. Postulante: la duración de este tiempo de preparación y de prueba es diferente según las personas. Puede durar entre medio año hasta dos años. En esta etapa se ha de promover la madurez integral de le persona y tender a una personal relación con Jesucristo, por causa de quien todo habrá que dejar. Novicia: Dos años de formación intensiva, profundizando en nuestra espiritualidad y misión. Al final de esta etapa se hacen los primeros votos. Juniora: El juniorado es el tiempo de continuar con la formación para la vida religiosa. Consta de cuatro a seis años desde los primeros votos hasta la profesión perpetua.
20¿En qué trabajan?
El vivir el “Amor que sana”, nos invita a estar atentas a las necesidades que se presentan en los lugares en los que estamos. Es por eso que tenemos apostolado en el ámbito de la salud, educación, la pastoral social y catequesis. Trabajamos en el hospital, en colegios, en un centro de educación especial, en un albergue de ancianos y en el servicio catequético pastoral en las parroquias de las que somos parte.
“Un corazón que perteneció por entero a Dios, que se sintió amado fuertemente por Dios, que amo solo a Dios”

Madre Cherubine